Palabras del mayor general Jacinto Pérez Arcay durante los funerales de Estado al Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, en la Academia Militar de Venezuela el viernes 15 de marzo de 2013.
Hablar de Hugo Chávez es hablar de Bolívar; inseparables desde hace mucho tiempo. Y hablar de Bolívar es hablar de Hugo Chávez. A futuro serán inseparables en la mente de los pueblos de la Tierra.
Voy a comenzar por las palabras de Jesús de Nazaret que si no fue Dios mereció serlo.
“Los árboles se reconocen por sus frutos; no se sacan higos de los espinos ni de las zarzas se sacan uvas”.
El hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene adentro como Hugo; y el que es malo de su fondo malo salen cosas malas porque la boca habla de lo que abunda en el corazón.
La palabra de Hugo, el verbo de Hugo, que la voz es el reactivo más exquisito de la personalidad, particularmente en representación viviente del alma de un extraordinario ser humano como fue Hugo, que pudiéramos decir recordando una frase que está en el Panteón Nacional, cerca de la estatua que hizo Pietro Cabalier Tenerani para el Libertador.
Hugo Rafael Chávez Frías cineres grata atque memor patria hic condit et honorat, verdadero príncipe del espíritu. Fuiste tú cadete que me oís, quod principi placuit legis habet vigorem, lo que tiene el príncipe en su corazón tiene fuerza de ley.
Bolívar fue el genio geopolítico cuya imaginación proporcionó alas a su talento con tanta perspicacia que derivó en pensamiento conductor, verbo, trabajo y ejemplo que movieron al Ejército Libertador desde el Orinoco hasta el Potosí, 200 años después el mismo raciocinio y los mismos ideales reaparecen transformados en el árbol gigantesco de sueños azules de la Academia Militar. Tu Academia Militar, tu roble y tu samán y tu patio de honor.
Pródiga imaginación la de Bolívar que transmigró en el alma de Hugo Chávez como llamarada profunda de iluminación del porvenir ¿Qué fuiste tú, Hugo? Si no lo que has recordado tantas veces y que movieron el alma de Bolívar, un relámpago que rasgó por un instante las tinieblas, fulguró en el abismo y tornó a perderse en el vacío. Te fuiste de repente y has dejado un vacío ¡inmenso! en Venezuela. Que toda Venezuela está obligada a llenar ese vacío con las virtudes cardinales que a ti te adornaron, porque fuiste un soldado de la ley, pero no cualquier ley. Esas que se derivan de la naturaleza de las cosas, describió Montesquieu, en El espíritu de las leyes. Quiso Hugo Chávez consumirse al estilo de Jesús el Redentor ¿Por qué juró morir hasta implantar el socialismo? Porque en las Revoluciones verdaderas se triunfa o se muere. No te creyeron Hugo, muchos no te creyeron ¿Qué fue Hugo Chávez? Sino una especie de transmigración rodoniana del alma de Bolívar, Rodó, hablando de Bolívar que es como hablar de tu persona Hugo, grande en el pensamiento, grande en la acción, grande en la gloria, grande en el infortunio, grande para magnificar o para sublimar lo que cabe en el alma de los grandes y para sobrellevar en el abandono y en la muerte la trágica expiación de la grandeza.
Digamos que la materialidad del pensamiento del héroe esclarecido Bolívar, hizo eco sonoro en este siglo en el alma de Hugo Chávez, fuiste la verdadera época, abarcas muchas generaciones, eres más que una generación y más que un siglo, el Comandante llenó su vida con el cumplimiento de su deber como nadie nunca antes lo hizo. Una vez dijiste con Bolívar “seré irrevocable como el destino y en esa disciplina me consumiré”. Dijiste ante la Presidenta del Parlamento, doctora Cilia Flores “juro delante de la Constitución Bolivariana, juro por Dios, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mis hijos, juro por mi honor, juro por mi vida, juro por los mártires, juro por los libertadores, juro por mi pueblo y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, que entregaré mis días y mis noches y mi vida entera en la construcción del socialismo venezolano, en la construcción de un nuevo sistema político, de un nuevo sistema social, de un nuevo sistema económico, juro por el Cristo el más grande socialista de la historia, juro por todo ello –dijiste– juro por todos los dolores, juro por todos los amores, juro por todas las esperanzas, que haré cumplir y que cumpliré con los mandatos supremos de esta maravillosa Constitución –que es la tuya Hugo– con los mandatos supremos del pueblo venezolano aun a costa de mi propia vida, aun a costa de mi propia tranquilidad” ¡Patria, socialismo o muerte! dijiste. ¡Lo juro! dijiste.
Muchos no te creyeron Hugo, nadie excepto el Cristo Redentor y el Libertador lo habían hecho antes con tanta gloria, acucioso impenitente en el estudio de la historia Hugo Chávez pudo anticipar orteguianamente el futuro del país y así está consignado en su proyecto de vida bolivariano, no se equivocó nuestro amado líder, lo vimos buscar su destino en la razón de ser de los sueños de Bolívar, su vida fue futurición y lo fue desde adentro de lo espiritual, desde el hontanal del alma que dispara lo trascendente para destruir o desbordar los obstáculos circunstanciales, acaso no hizo lo indecible Hugo Chávez para alcanzar la gobernabilidad en este país, según recomendaba Bolívar en Angostura. Esto dijo Bolívar en Angostura “para obtener un gobierno estable, se requiere la base de un espíritu nacional que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública”.
La bomba de tiempo que conseguiste el año 98, 99 con tu presidencia, fue alcanzando paulatinamente los objetivos de la paz, los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una muy difícil asignación, no cualquier geopolítico, no cualquier estadista, no cualquier repúblico, pudiera alcanzar lo que tu alcanzaste, pero se puede concebir que la regla que debe dirigirlo es la restricción y la concentración recíproca, a fin de que haya la menor frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo, esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y por el estudio, el progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la práctica y la rectitud de espíritu es la que ensancha el progreso de las luces. Fuiste una rectitud de espíritu como nadie antes, en tal sentido Hugo Chávez comandante supremo de la revolución dio calor al verbo luminoso de Bolívar y por tanto ser continuador de su gloriosa obra, lo digo en presente, que lo único trascendente de un hombre es su palabra hablada y escrita y durante tu vida se escribieron más de dos mil libros que mencionan tu persona.
Hugo Chávez marcó de manera irreversible los puntos itinerarios a seguir por las fuerzas estatales del continente mestizo, a los fines del equilibrio del universo, óigase bien, del equilibro del universo, su palabra a despecho de muchos fariseos hipócritas que dijo Jesús de Nazaret, es la que alumbra hoy los difíciles caminos de la redención espiritual, caminos de salvación que ha intuido en el difícil ajedrez esferoidal, caminos difíciles de seguir pero necesarios para que el estado meollo geopolítico del subcontinente por ubicación geográfica y riqueza petrolera, pueda salir de esa especie de fase caótica de desintegración en el que lo sumió el capitalismo, empero los perseguidores del Padre de la Patria han seguido conduciéndolo a las puertas del sepulcro, la prepotencia económica dueña del todo y manipuladora de las partes aliena y desalienta a los hijos de Bolívar en todos los lugares, en todo tiempo y en todos los idiomas, lo hizo con el más grande de ellos Hugo Chávez, el más grande de todos los bolivarianos de todos tiempos, porque no se quedó en la teoría.
Res Non Verba hizo hechos y murió, no obstante la oligarquía trashumante sigue arrinconando a los pobres y con ellos a Bolívar y a Hugo Chávez a las puertas del sepulcro.
Chávez llenó su vida con el cumplimiento de la misión encomendada por Bolívar, “hagamos que el amor ligue con un lazo universal a los hijos del hemisferio de Colón y que el odio, la venganza y la guerra se alejen de nuestro seno”.
Voy a permitirme leerme algunas palabritas que dicen relación de puño y letra del Comandante Supremo, el daño ocasionado en Venezuela fue profundo –dijo–, la esencia del mal se metió por todas partes al amparo de la ignorancia, la tiranía de los partidos y el vicio, primero hizo metástasis el cáncer moral, una corrupción descarada y cínica que se arraigó sin límites de ningún tipo, desde el alto gobierno por acción u omisión se abrió camino al delito colectivo, al irrespeto al ser humano, a la vida, a la dignidad, a las tradiciones heroicas del pueblo. Fue un irrespeto a la venezolanidad, a sus glorias pasadas que es lo más sagrado, luego se sembró la corrupción política con su aliada inseparable la corrupción económica, llevando la nación al caos y a poner en peligro el Estado, no se inscribe acaso en esa dialéctica la cadena de causas que habría de hacer, aflorar inexorablemente en sucesivas explosiones sociales, aisladas unas, compactas otras, como la insurrección civil del 27 de febrero del 89, el Caracazo, y su forzoso corolario militar del 4F, 92.
4F, 92, un soldado, un cadete, porque como dijo el teniente coronel Cervantes el autor del Quijote herido en Lepanto, el Manco de Lepanto, dijo: el ejercicio de las armas, aunque armas y dice bien a todos, asienta y dice mejor a los bien nacidos en espíritu, asienta y dice menos a los bien nacidos, por eso cuántas veces Hugo formando tus cadetes, tus centauros decías: “yo sigo la gloriosa carrera de las armas, sólo por obtener el honor que ellas dan, por libertar a mi Patria y merecer las bendiciones de los pueblos”, segundo Libertador.
Admitamos que la insospechada insurrección civil pareció salir de la nada y que a pesar de la masacre a que fue sometido el pueblo llano, se mantuvo latente en las calles a la espera de algo que entonces no vino, inmediatamente no vino, y aquí la pregunta es fíngica, imaginaron los centauros el adecuado pensamiento conductor, entrevieron el sentido de la oportunidad, el papel del individuo en la historia, que tú leíste de Plejánov, Hugo, obligado para remontar el proceso revolucionario, es imposible que no se hubiesen sustentado en los principios que señalan Montesquieu para observar las relaciones que derivan de la naturaleza de las cosas. Fue así como en el minuto solemne del 4F 92, la fuerza contenida reventó de súbito como un volcán en labios de un líder que 17 años antes de cadete la había balbuceado en sus sueños azules de la academia, entonces dijiste: hallaré el camino o me lo abriré, “disposicionero” como te bautizó tu abuelita Rosa Inés. Hallaré el camino o me lo abriré, nada nace de nada, nada muere, todo cambia, inventamos o erramos, el hombre no progresa sino mediante el sacrificio.
Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos, toda Venezuela te recuerda Hugo, estás sembrado en las fosas abisales del inconsciente colectivo, no solamente de Venezuela sino en el mundo entero.
Habría comenzado Hugo Chávez a enamorarse de la muerte ¿De cadete? A consumirse, como dijo San Pablo, a consumirse en su lucha por los desvalidos porque de eso se trata. ¿No estaba ese verbo en el principio, en Jesús de Nazaret? que uno está llamado a pensar, tentado a pensar que Jesús de Nazaret hizo lo imposible para agradar a su Padre, ser conducido al Gólgota, para saber… para poder salvar a la humanidad. No dice relación tu muerte Hugo con que la iglesia ha tenido que dar pasos atrás para volver al evangelio, como está pasando en estos días.
Lo que sí parece incontestable es que desde cadete habría soñado ejercer la jefatura del Estado, comprender el proceso de forja de la persona en sociedad implica ahondar en las causas, desentrañar el origen y establecer comparaciones con otras épocas, veamos. Dos mil años después del Redentor y 200 años después del Libertador, aflora una palabra preñada de tiempo histórico, hora estratégica, minuto táctico y segundo de la victoria que recordaste en las cárceles de Yare. Esa palabra preñada de tiempo histórico “Por ahora” por ahora, que es mandato para que algo tenga efecto fíat Para comprenderle en su esencia invocamos a San Pablo In ictu oculi el sueño de un millón de años no es mayor que el sueño de una hora. Uno está tentado a pensar que la palabra conllevaba a la causa eficiente para el efecto mariposa, digamos que el “Por ahora” del 4F es el anuncio de una filosofía, punta del iceberg, de singularidad histórica, en labios que alguien que lanzados desde adentro de sí mismo había crecido, reflexionando, observando la naturaleza de las cosas.
Necesitamos días enteros para hablar de tu grandeza, el doctor Úslar Pietri, habló contigo una vez después del 4 de febrero y te dijo: “Comandante, la política es como el teatro…” invocaba el teatro, la comedia, el teatro… comedia y tragedia griega, Sófocles, Eurípides, a cuestas. Yo lo vi a usted Comandante, entrar bizarro como al teatro griego, en la política, con su brazalete de color y su fusil, altivo, vencedor. Tiene que ver cómo sale y tú dijiste: “Eso me hizo pensar mucho y siempre lo pienso…” ¿y cómo saliste del escenario Hugo? Como el Negro Primero, llegaste de Cuba muerto, “vine a decirles adiós porque estoy muerto”.
Y dijiste tu última proclama, tu última proclama, algo de tu última proclama “Venezuela ya no es hoy la misma de hace 20 años, de hace 40 años ¡no! tenemos un pueblo y una Fuerza Armada, la unidad nacional…” Invocaste a Maquiavelo en El Príncipe “…Buenas leyes y buenas tropas…” “si en algo debo insistir en este nuevo escenario, –dijiste, nadie sabía, nadie sabía lo que estaba dentro de ti Hugo– en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance diría un llanero por allá –tú llano– es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada, mis queridos soldados. Pero yo quiero decir algo, aunque suene duro, quiero y debo decirlo, si como dice la Constitución se presentara alguna circunstancia sobrevenida –y tú lo sabías Hugo– que a mí me inhabilitase para continuar en el mando, al frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual fui electo por la gran mayoría de ustedes, Nicolás Maduro no sólo debe concluir el período como manda la Constitución sino también, en mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable casi como el destino, absoluta, total, en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución –tu Constitución– de nuevo a elecciones presidenciales, ser electo como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido –dijiste como Bolívar en su última proclama– desde mi corazón” y desgraciados de nosotros si no cumplimos con los postulados del mejor de los hombres que hemos tenido.
Tengo aquí un libro de mil páginas sobre Hugo, pero voy a terminar parafraseando unas palabras de José Martí ante la tumba de Cecilio Acosta, el más grande todos los filósofos que hemos tenido: Ya está hueca y sin lumbre aquella cabeza que fue cuna de tanta idea grandiosa y mudos aquellos labios que hablaron lengua tan varonil y tan gallarda, que hablaron palabras como expresión de la imaginación que proporciona alas al pensamiento, palabras compactas y artilladas. Palabras de un soldado sin mentiras, reservas, ni doblez, con violencia pero en el raciocinio, aquí en las cumbres del planeta para buscar la verdad y yerta junto a la pared del ataúd aquella tu mano, tus manos, creo que ambidextro eres como Bolívar lo es, sostén de pluma honrada y sostén de espada de luz, ha muerto un justo, Hugo Chávez: El mejor de todos los hombres se va de su Escuela Militar para otra Escuela Militar, la Escuela Militar que hizo Cipriano Castro, vas ahora al Cuartel de tu Montaña, Dios te bendiga Hugo, Dios te bendiga hijo, Dios bendiga a tu patria.
¡Que viva Cristo!
¡Que viva Bolívar!
¡Que viva Hugo Chávez!
ILUSTRACIÓN: UNCAS