La perduración de Chávez: Gramsci y la guerra interminable

Hugo Calello

“…el hombre debe ser concebido como un bloque histórico de elementos  puramente individuales y subjetivos y de elementos de masa objetivos y materiales con los cuales  todo individuo  tiene una relación activa. Transformar  el mundo externo, las relaciones generales  significa potenciarse a  si mismo, desarrollarse a si mismo. Que  el mejoramiento ético sea  puramente individual es  ilusión y error: la síntesis de los elementos constitutivos de la individualidad es “ individual” pero ella no se realiza y desarrolla  sin una  actividad  hacia lo externo, modificadora de las relaciones externas, de aquellas  con respecto a la naturaleza y a los hombres, en los diversos espacios sociales  en los  cuales se vive, hasta  la  vinculación máxima que  abarca  todo el género humano. Por eso se puede decir  que  el hombre es esencialmente “político”, porque la actividad para transformar y dirigir conscientemente a los otros hombres, realiza  su” humanidad “, “su naturaleza  humana” Antonio Gramsci Quaderni del carcere pag 396 -397

Nota

Este  texto de Gramsci es un referente necesario para  discutir  estas  reflexiones, que  aspiran a plantear algunas ideas para el debate, sobre las múltiples violencias de la que somos objeto y algunas esperanzas para convertirnos en sujetos de nuestra liberación. Este no es un ensayo formal sino solo bosquejo de algunas hipótesis  de  trabajo, que intento compartir y discutir con aquellos que desde el apoyo o la  disidencia sienten la misma inquietud.

* * *

La vida personal está cruzada por lo que pasa en un espacio que a veces nos llena de inquietud por lo infinito e inasible en lo extenso y lo profundo.  Esta vez, para alguno de nosotros y para muchos latinoamericanos desde diciembre, un eje de atención dominante  gira alrededor de lo que pasa en La Habana y ahora  en Caracas, en la vida del cuerpo de Hugo Chávez. Es necesario reflexionar el porqué de la presencia de una  ausencia. La vigencia del poderoso fantasma de un hombre usa su vida  para construir un espacio político insólito, inesperado que resuena en toda América Latina, que  relampaguea hace más de casi tres lustros con el resplandor de una lucha que a  obligó a un despliegue de poder mediático que, más allá de la poco sutil veladura  informativa, permitió vislumbrar el verdadero rostro plagado de infamia y violencia de los “dueños  del mundo”.

Hace ya algún tiempo recibí un artículo de Modesto E Guerrero, cuya letra me motivó, como siempre, a reflexionar y repensar algunas cuestiones. Comento algunos de los párrafos más sugerentes, con mis  propias  acotaciones, con el propósito no oculto de provocar a la vez la crítica y el debate.

Dice M.E.G:

Para comprender el chavismo en su dinámica actual, y las derivaciones al interior de Miraflores, en el PSUV y en la sociedad, hay que juntar sus tres claves: el líder, los movimientos sociales y el “partidomilitar”…

La presencia anímica de Hugo Chávez impide relaciones contradictorias, pero no avienta para siempre las visiones y modos distintos que se abrigan sobre cómo resolver la complicadatransicióninterna.                   

El proyecto común tiene miradas distintas. Una visión es de vocación socialdemócrata, animada por J. V. Rangel, una respetable personalidad de la izquierda más tradicional, que desde 2011 promueve una transición acordada con una parte de la burguesía, incluido un segmento moderado de la no chavista.

La segunda apuntaría a alguna versión del bonapartismo vernáculo latinoamericano. Aunque suele ser personificada por el ex teniente coronel bolivariano Diosdado Cabello, ex vicepresidente, varias veces ministro, gobernador derrotado de Miranda y actual Presidente de la Asamblea Nacional, va más allá de él. Se interna en los caminos sinuosos de“partidomilitar” (…)

Pero ninguno de los factores de poder en juego tiene autonomía absoluta. Lo que haga o no pueda hacer el “partido militar” dependerá de una relación de fuerzas que no es capaz de manejar a su arbitrio. Esta entidad clave del poder venezolano es tan difusa como existente y decisiva (…) En Venezuela, el partido militar con perfiles  corporativos pero sin las  la índole reaccionaria reconocidas en otras experiencias latinoamericanas.

El PSUV está jugando un rol subordinado en esta transición. Desde que fue convertido en una gigante maquinaria electoral anuló su vitalidad militante inicial…

En la actual transición entre un chavismo centrípeto y un chavismo sin Chávez, predomina la perspectiva más moderada, basada en un espíritu de unidad y equilibrio insuflados por el respeto canónico al presidente.

Esa señal fundamental de estabilidad y cordura la dio el propio Comandante Chávez el 11 de diciembre cuando entregó la espada de Bolívar a Maduro y (…). Chávez es consciente de la relación de fuerzas interna del movimiento que lidera. Y hacer lo que hizo denotó un alto grado de responsabilidad, sabiendo que hería alguna sensibilidad, en las Fuerzas Armadas”.

Los  párrafos seleccionados son una descripción hipotética de un escenario de lo que  Gramsci llamaría la “compleja sociedad política”, de la República Bolivariana sobre los sectores que hoy emergen ante el vacío relativo originado por grave  enfermedad de Chávez.

Para  nosotros  asoman dos cuestiones centrales:

1) Entidad y significación (orgánica) de los sujetos políticos  aludidos en  el texto citado, potencial institucional y no institucional de ejercicio del poder, magnitud de su  fuerza en relación con la residual pero aún poderosa sociedad política del la IV República. 2) y sobre todo: índole de su  vinculación  con la “masa  de la sociedad” y los poderes  orgánicos colectivos, que se han desarrollado en estos últimos años, para la transformación de esa  masa,  en “clase activa”.

Esta última cuestión es crucial, porque la otra responde al juego político típico dentro de las opciones de un Estado que basa su hegemonía en la masificación rutinaria de toda  sociedad y el borramiento de la lucha clasista.

En un texto que  ya  divulgamos por  su poder conmocionante, Roberto Duque decía

Porque la Revolución no es una gestión de Gobierno: la Revolución es la lucha contra los mecanismos, estructuras, individuos, conductas y factores que quieren mantener vivo el capitalismo.

Hoy es relativamente cómodo hacer la revolución del planeta: Para un comptiañero lo suficientemente afortunado o distraído la noción hacer la Revolución puede significar hoy algo cómodo, bien visto y a veces remunerado. Vendrá el momento en que esa noción olerá a sangre y a tragedia. Pero habrá que seguir haciéndola.” R. Duque ( Blogspot…R.Duque, enero 11,2013…)

No hay duda que la construcción del socialismo (“o hacer  la revolución) no pasa por la “socialdemocracia” y el bonapartismo, dado que estas son formas de extremas  de  falsa representatividad socialdemócrata y el abierto autoritarismo clientelar de los gobiernos que padecemos y hemos padecido.

Sobre la existencia del “partido militar”, entiendo  que  en  realidad, Guerrero se  refiere a un estamento, que indudablemente  tiene  un papel  protagónico y  muy  significativo en  el desarrollo histórico del proceso bolivariano.. Otra  cosa sería  su operatividad  como entidad orgánico política. En mi relación con los militares venezolanos, como profesor  invitado de la  Escuela de Altos Estudios del Ejercito Venezolano, en la década de los ochenta me sorprendió la mentalidad no solo abierta, sino reflexiva y crítica de muchos oficiales y sobretodo su falta de prejuicios con respecto a los pensadores del socialismo. Años después tomé  contacto con altos oficiales, ex alumnos, que estaban conectados con la gestación del Movimiento Bolivariano Revolucionario(MNR200).Por otra parte, muchos de los altos oficiales, que tienen cargos ejecutivos o de representación en los últimos 14 años de gobierno, han expresado claramente que los ejércitos latinoamericanos tienen que hacer una profunda autocrítica de su gestión histórica al servicio del capitalismo y ponerse e identificarse de las  luchas populares contra los opresores internos y externos. La  relación de los militares con los movimientos sociales y sobre todo con los de clase activa es ciertamente un factor decisivo ya que Chávez, es indudable, le dió y le dá, en sus últimas declaraciones, un papel fundamental a las Fuerzas Armadas en la  continuidad del proceso bolivariano. Sobre el sesgo socialdemócrata  creo que en Venezuela como en toda América Latina no tiene base social y en Venezuela está signada los gobiernos reaccionarios y proimperialistas de la casi extinta Acción Democrática. Sobre el PSV hablaremos un poco más adelante. Pero sigamos avanzando  en la consideración de este texto que, ahora  entra  en  una  cuestión clave para el futuro de Venezuela y América Latina.

Tanto el “partido militar” como la versión socialdemocratizante, deberán arreglárselas con un tipo de poder popular nacido en 1989, identificado en 1992 y potenciado desde 2002 en unos 17 movimientos bolivarianos asentados en clases y sectores, cuya marca social es que todos son de alguna clase trabajadora. Estos movimientos corporizan un poder constituyente de los de abajo, aunque todavía no sepan como reemplazar a la burocracia constituida como gobernante desde arriba.

El Consejo Comunal, la Federación Campesina Ezequiel Zamora, la Corriente Bolívar y Zamora y los Jirajara, el Movimiento de Pobladores Urbanos y sus Comunas Socialistas, las Milicias Populares, que tienen la capacidad social, por ejemplo, de cuidar barrios de la Misión Vivienda, las Guardias Rurales, muchas corrientes sindicales, el Movimiento del Control Obrero, los nuevos Círculos Bolivarianos y los 620 medios comunitarios, son pilaresdeesepoderpopular.

Una de sus muestras más rutilante es que el medio periodístico bolivariano más leído del país, Aporrea.org, no es oficialista ni comercial ni de papel. Es un medio prochavista de izquierda de alto contenido democrático para informar y lo visitan unas 230 mil veces cada 24 horas, según la firma contabilizadora, Alexa.com.

Otra expresión de ese poder popular son los miles de Comités de Salud Laboral en la estructura bás-ica de la industria, que de hecho disputa poder al capitalista, y los cientos de Comités de Usuarios de Televisión. Este poder popular tiene como debilidad ser acéntrico, poco sistémico y de cultura política liviana, pero aprendió una lección de alto nivel en situaciones como la venezolana: se niega a renunciar al carácter independiente del gobierno nacido el 13 de abril de 2002:…”.

Las observaciones del autor nos colocan en la instancia poco  conocida, sobre  todo en significación real actual y en  su proyección. Nos referimos al entramado de las nuevas praxis en el estructura del bloque histórico de la República Bolivariana en su despegue y avance con respecto a la “vieja” Venezuela : Los movimientos que la llevan a cabo son distintos en su magnitud,  potencia y en su grado de avance  y complejidad, algunos territoriales, otros territoriales institucionales, otros institucionales comunicacionales, todos ellos son intentos para constituir núcleos de una  nueva sociedad política y por lo consiguiente, potencialmente instituyentes de una  nueva civilidad.    

Consideramos que esto es lo singular de la revolución bolivariana, el  iniciar  un camino para una verdadera transformación radical de las condiciones de  s-sometimiento y opresión que vive la región. Un camino que hasta ahora no habían logrado instalar el resto de los 18 movimientos que enumera Guerrero, desde la revolución mexicana. Sin duda sorprenderá la radicalidad de nuestra afirmación. Para intentar aclararla será necesario, discutir dos cuestiones 1) relación entre movimientos, transformación y hegemonía.2) el Proyecto bolivariano como camino interminable de la perduración y permanencia de una “nueva  subjetividad como núcleo ético político  de la fortaleza  de verdadera  democracia  de la sociedad civil.

1.

Puede parecer extraño pero la  primera cuestión  que debe afrontarse en la relación entre movimiento y transformación, es la existencia y desarrollo del PSUV. Creado en marzo 2008, fue una decisión  y un acto político de Chávez para tratar que, desde la sociedad  civil, se comenzara a construir el cuerpo de un fantasma que el mismo había liberado de la tumba de memoria, pocos años antes, en el Foro Mundial celebrado en Porto Alegre, cuando sostiene al  el 31-1-2005, “trascender el capitalismo no es posible desde si mismo solo es posible desde Socialismo como la única vía para la liberación de América Latina”. Nace como fusión de la mayoría de los partidos que apoyaban el Chavismo, con cinco millones de afiliados, que durante más de un año organizados en áreas territoriales e institucionales denominados “batallones”, desarrollaron una actividad central: la discusión abierta y libre sobre la construcción la nueva “sociedad socialista”. Se puede calcular (con mucha prudencia)  que más de medio millón de personas de diversas edades y formación, participó en una actividad, inédita en América Latina que, recorrió plazas y lugares públicos en todo el país. Personalmente, dado nuestros viajes frecuentes, participamos en muchas  reuniones con “voceros” de diversos “batallones” en distintas regiones. El posterior proceso de consolidación respondió a la realidad de un “bloque histórico”, todavía encajonado  por la  institucionalidad capitalista basada en una alta cuota de el autoritarismo encubierto, burocracia ineficiente y corrupción. Sin embargo dentro, también fuimos testigos  que, en el PSUV, la conflictualidad  entre la burocracia autodesignada y la potencia de una gran parte de las bases que intentan profundizar su proyectado origen de poder  horizontal desde la perspectiva de la lucha de clases, está abierta y  sin resolución a corto plazo, sobre todo por la presencia positiva  y activa  de otros  movimientos que apuntan al mismo objetivo político  desde  espacios distintos  al “Partido”. En este caso, como en todo bloque  histórico  subordinado al contexto del universo capitalista, aún el partido tiende a ser un “dispositivo autoritario”, basado una la “representatividad” que obstaculiza la verdadera expresión voluntad colectiva, una maquinaria de uso electoral, coherente con las necesidades de un Estado que todavía es instrumento de una sociedad política conflictiva con la nueva civilidad naciente. Es el partido con fuertes remanentes de la conservadores, no el” partido de la revolución intelectual y moral”, tal como lo propone Gramsci. Sin embargo, aún dentro de sus limitaciones  este organismo activo que se constituye en la primera fuerza política con 5 millones y medio de votos en el 2010, contra una “multiplicidad” de partidos opositores y salta a con 8 millones 200.000 en noviembre del 2012 y a la  victoria  en 23 estados  sobre 26, un mes después ¿Qué significa la existencia de esta lucha en la “sociedad política” de un país latinoamericano entre el Estado-partido dispositivo del poder  burgués–y el partido, sujeto político revolucionario en gestación? Para nosotros es algo nuevo e insólito, muy distinto, no solo en su continuidad como “flaco aliento mesíanico” las luchas  revolucionarias del pasado, (Benjamin), si no también como salto cualitativo con respecto a los movimientos revolucionarios  latinoamericanos, en todo el Siglo XX.

Gramsci sostenía que el partido era, en principio, una instancia abierta donde intelectuales y masas, en su fusión transformaban su identidad, sin perder su diversidad para lograr generar una organicidad germen del sujeto político revolucionario, “nuevo partido” que desde una sociedad  política parida por en el cuerpo de la civilidad crear un “nuevo Estado”. Desde esta perspectiva, los nuevos poderes colectivos territoriales y comunicacionales surgidas en los últimos 14 años, son un factor clave. Su profundización y expansión son indispensables para emprender este camino, probablemente “interminable” para construir un Sujeto político revolucionario a largo plazo.

En la lucha contra el poder hegemónico del imperialismo, que no vacila en recurrir al  genocidio físico y al terrorismo mediático para  conservar el poder del degradado orden  republicano, se dan en el espacio de la cultura batallas cruciales. Hoy abarcan un campo casi infinito, dado de la expansión global de la producción capitalista mediática  con la cual el capitalismo intenta perdurar su hegemonía, justificando el crecimiento exponencial de violencia y exclusión. Entendemos  que esta batalla  hoy, se  está  dando y ella es donde asumiendo metafóricamente Roberto Duque en el trabajo  citado todos  debemos “ser Chávez” ¿Este” Ser Chávez” ( en la  dimensión de un ser social  que como filosofía de vida para los oprimidos, debe enfrentarse con la  filosofía de muerte que se instala con la inspiración heideggeriana, Carl Schmitt, del “Estado de Excepción, que justifica la  aniquilación de los oprimidos disidentes)”.Este “Ser Chávez”, nos preguntamos, ¿puede ser la síntesis” unificadora y superadora de Zapata, Sandino, Fidel Castro, el Che Guevara?

Abriendo otro frente polémico nosotros pensamos que  las revoluciones del  siglo XX, aún la relativamente superviviente revolución cubana, no pueden hoy ser  modelo para trazar un camino revolucionario en el siglo XXI. En cambio si son las huellas profundas e indelebles de las batallas de las verdaderas luchas por la libertad libradas por los oprimidos, aliento mesiánico, que debe fortalecer las nuevas Ideas fuerza, en su potencialidad actual.

Recurriendo otra vez a vez con  Gramsci, podríamos afirmar que todas las experiencias anteriores aun la de la revolución soviética estuvieron signadas por la  estrategia de la “guerra  por  asalto”, que puede proporcionar la victoria momentánea, la apertura de un profunda brecha en el frente dominante, pero que no puede derrumbarlo en su extensión y en su totalidad cada vez más compleja, una brecha en corto o largo tiempo que será suturada y luego absorbida por el enemigo. El ejemplo vale para cualquier “batalla”. La sepultada revolución mexicana, que tuvo en vilo al mundo a principios del siglo XX y  su  frustrada  resurrección “cardenista”. El aislamiento y la imposibilidad de expansión de la revolución cubana. El Che y la multiplicación fracasada de los “asaltos al poder” desde Angola hasta  Bolivia, que lo  llevaron a la muerte.

Tanto los espacios creativos y en permanente transformación del PSUV, como el mantenimiento y avance político y la` profundización de los poderes colectivos que  hemos citado como potenciales instituyentes de la transformación, han sido, a mi juicio,  estimulados  por  la  palabra  y la acción, o sea, por  las “ ideas  fuerza”, que en tanto presencia activa de la ideología revolucionaria”, de Hugo Chávez ( ver Hugo Calello , Ideología y neocolonialismo Tropikos Caracas, 1974) ¿Intenta  el  comandante  Chávez  ser  conductor de otro  tipo de guerra, un militar  que  abre  una guerra donde  el avance de nuevas  formas de sociabilidad ética, política y económica  adquiera por fin un ritmo indetenible  y al mismo tiempo interminable?

2.

Dice el economista Claudio Katz, en una entrevista radial (Radio La Boca, La Maza Maza, octubre 11,2012

Históricamente en Venezuela el petróleo se usó para subvencionar y alimentar a una burguesía de un nivel de parasitismo inimaginable. Esos sectores no han desaparecido, están presentes,… pero el proyecto bolivariano ha avanzado mucho en nacionalizaciones no solo de la estructura petrolera…  y  en, otras actividades productivas,  Para mí el punto crítico no está en cuánta burguesía hay sino cómo se maneja la estructura del Estado”

La afirmación de C K. es clara en los términos de  una  realidad de un país en  cual  tanto la burguesía y el Estado se manejen de acuerdo el nivel relaciones normales de  autonomía e influencia dentro de una sociedad capitalista. Lo que  hemos planteado en el apartado anterior creo que deja bien claro,  que la “eficiencia del  Estado” para  ser más autónomo para de producir una economía productiva que elimine el originario “parasitismo inimaginable” de la burguesía, es imposible en tanto no se avance  en la  resolución de las contradicciones que hoy impiden la expansión de los poderes colectivos en la sociedad política, en la construcción  de  un Estado que rompa con la servidumbre al capitalismo.  La República Bolivariana intenta levantarse no solo  sobre la todavía poderosa, corrupta y degradada “vieja” Venezuela, cuya economía está fundada en  un enclave imperialista que hizo del “estiércol del diablo” (como llamó al petróleo, el fundador de la OPEP, Pérez Alfonso), un país  instrumento de la  vigencia de los Estados Unidos en América Latina. Y no cualquier  país, sino aquel  que  tiene  la  mayor  reserva  bituminosa  del mundo.

La nacionalización fue importantísima, porque Chávez fue el condottiero que le impuso su sello redistributivo en una  significativa dirección  social y política. Sin embargo, como ya  hemos visto, la violenta e irresoluble contradicción en la sociedad política, se expresa  en un Estado con un  funcionamiento errático  atacado  por desde  afuera y desde  adentro por la burocracia y la corrupción, la plaga  necesaria como enfermedad permanente  de la  hegemonía mientras no podamos desarrollar una trasformación tanto estructural como ético política. Estamos en ese  camino… ¿?

Creo  que  Chávez puso toda la carne al asador , pero la carne del  “condotiero”  que  solo alcanza  para  alimentar el “momento del cambio”  desde  la “idea fuerza , el mito – potencia inicial, pero ¿quién  le da continuidad a este proceso, que tiene que trascender el conductor, encarnarse en el colectivo•”hombre – mundo nuevo” latinoamericano, que se  levante y ponga marcha la inmensa legión de los oprimidos.. Esto será posible en la  medida que comprendamos que “estamos en guerra”, y que asumamos que la  historicidad  y  proyección de esta  guerra  exige  multiplicar y diversificar las batallas  en  las  cuales estamos implicados. Y cuando hablamos de guerra no nos referimos  específicamente, a los hechos armados aunque ellos están siempre  presentes. Si así lo hiciéramos, desde  ya nos  condenamos a la extinción. Es una guerra de largo aliento, una guerra de conquista, y  transformación del territorio y la subjetividad humana, una “guerra de posición” diría Gramsci que trascenderá el siglo XXI. Luchamos por ser solidarios, por unir  al hombre  con el hombre que separó el capital. El asumir que somos esa clase de hombres y mujeres que lucha `por su abolición, por lograr la libertad de un ser social que ha sido encadenado en la  ejecución mecánica, rutinaria y la usurpación de su acto creativo supremo: el trabajo. A diferencia de Asia y África, (donde la naturaleza de su la violencia de  su dominación es otra) el capitalismo ha construido en América Latina un espejo degradado de si mismo que cree  que  puede  gobernar a  su antojo.

Si logramos desencadenar esta guerra en espejo que lo refleja, esta será una lucha  contra  muestra  degradación….será contra hegemónica  porque lo obligará a revelar el carácter  corrupto  y  violento de  su hegemonía., la falsedad  de la de su  semblante de  guardianes  de la democracia. Pero solo si esta guerra  es constructiva  en el sentido de 1) construir  nuevas  relaciones humanas o sea sociales y políticas, 2)  rescatar  el poder de  las manos de  aquellos que dividen al mundo en la dicotomía de que hablaba Benjamin;” opresores y oprimidos”. 3)  rescatar el tiempo que nos es usurpado y la imaginación que es cercenada por la planificada basura mediática,

Holloway acuña hoy un concepto que yo cuestionaría  en su sentido político definitivo pero que nos sirve para  referirnos a una nueva filosofía de vida. El habla de “agrietar” el capitalismo, y se  refiere tanto a las grandes grietas que se dieron en los momentos  revolucionarios como a las “múltiples picaduras”  que  hoy conmueven precisamente  el sistema sumando las  batallas  de los pueblos originarios, la luchas gremiales  sindicales, los  frentes  autonomistas  etc.  En realidad es otra versión de  su tesis  de  que se puede “derrotar al capitalismo sin tomar el poder”. Nosotros coincidimos relativamente con Gianni Vattimo  cuando  habla en términos  muy  generales de oponer el culturalismo de la izquierda  al naturalismo  de la derecha, o sea del capitalismo. Pero pensamos que las cosas no son tan simples.  La izquierda hoy está encerrada en las trampas que ha construido la cultura dominante del naturalismo. La trampa más fenomenal es la reiteración de las “prácticas ciegas”, que la hace transitar  un  mundo imaginario donde  domina el delirio del asalto al poder o la llegada al poder por el camaleonismo con la democracia liberal o con los nuevos populismos.

Yo creo que la estrategia  gramsciana  de la guerra  sostenida apunta  `precisamente  a  otra cosa. Parte  del  supuesto  de la escisión  del “Ser social”, que  se  concreta  en un mundo regido por la desigualdad, de la ruptura de la división natural del trabajo que alcanza su expresión  más compleja  explotadora y retributiva para los que aniquilaron la universalidad del ser social  a través de la  explotación clasista, en el trabajo alienado  ( Marx ,Manuscritos…) Este será  el eje del formidable despliegue planetario del capitalismo , pero el genio de Marx al mismo tiempo muestra  el costado vulnerable de esta   expansión, o sea su imposibilidad de prescindir de la aceleración permanente de la dupla multiplicación de la  acumulación- multiplicación de la alienación.

La cultura construida universalmente por el capitalismo es hegemónica desde la negación de igualdad ético política del ser social, la condición humana  de  “ser con el otro” ,y desarrolló su eje mitológico en la afirmación hobbesiana naturalista del” hombre lobo del hombre”. Un mito que se completa ideológicamente en la cultura del superhombre necesario para  impedir  la autodestrucción. Una coincidencia,  no azarosa,  con uno de los grandes filósofos encubiertos del capitalismo actual: Nietzsche y naturalmente su más fiel y letal discípulo Heidegger. Así se “desconstruye” la subjetividad, se niega su historicidad, se la vacía éticamente y  se la torna individualista y  ferozmente competitiva, frente a  las tecnología fenomenal de los misiles, a las poderosas cadenas mediáticas que  impulsan  una vida plena de “prácticas ciegas”, sin reflexión ni ética y multiplicación del terrorismo fragmentario estatal y para estatal. Se nos ocurre que hay  un `primer  acto revolucionario.
Hay que pararse, pensar y comenzar a actuar para construir otra sociedad. Otro tipo de relaciones humanas y políticas. Las comunas, los centros comunales, las milicias  populares, los espacios políticos clasistas que luchan dentro de los partidos y sindicatos, la asunción clasista de los pueblos originarios, los frentes de  trabajadores y campesinos, grupos  institucionales y no institucionales que luchan  por  la ética y la verdad en el campo de lo político comunicacional, las  fuerzas armadas integradas a la lucha con los oprimidos, tendrán  una  proyección radical, transformadora a largo plazo en el tiempo y el espacio  Latinoamericana y del mundo, en tanto se  articulen en un gran frente de guerra de posición. Solo se podrá  afrontar, el sentido de  una lucha permanente, interminable , para construir un nuevo bloque histórico en  Venezuela y Latinoamérica. La  construcción de los nuevos poderes colectivos, la constitución de esta nueva subjetividad, no puede tener límites, está  en cualquier lugar donde  hombres y mujeres, estén dispuestos a luchar por su libertad, contra los poderes formidables a veces evidentes, pero otras siniestros e invisibles, los encadenan. Está en todos lados, desde los  espacios y lugares  cotidianos, en la familia, en los amigos, en el aula, en el club de barrio, hasta en los 78 millones de venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y caribeños que comparten esa avanzada latinoamericana emancipatoria que es  el ALBA. De todas  maneras no todos  los  enemigos  son  frontales.

La “guerra de posición” es una praxis cotidiana que  lucha por establecer  una nueva  sociedad política desde el fortalecimiento definitivo de la civilidad en  tanto ser  social  que se  reconoce como poder colectivo. Implica  riesgos de vida y muerte y tal como  lo sostiene Antonio Gramsci requiere la fusión constructiva praxística de los intelectuales convencidos en sus ideas y  acción que son clase subalterna y el conjunto de toda la clase subalterna en la sociedad civil. El objetivo de construir una nueva hegemonía es imposible sin la aniquilación del capitalismo. En las últimas dos décadas, las fuertes conmociones  latinoamericanas se dan  nada  menos que  en el territorio donde  el capitalismo ve  su imagen invertida, han activado el poder bélico e intelectual-cultural del imperio. Sus intelectuales, tanto los frontales como los travestidos,  están activos su  y  su voz y su letra  se  multiplican por  el  poder  mediático global. En  general, no  son  creadores reproducen con  fidelidad  los mitos  del  poder  hegemónico, como sostuvimos en  otro trabajo, son los “buhos de minerva” o sea los  que ponen  su sabiduría  al servicio  del poder. Los que  nos  asumimos en guerra de posición debemos estar atentos, prepararnos para enfrentarlos y desenmascararlos.

La sustancia mítica que sostiene el poder global del imperio, necesita que su espejo mantenga la imagen invertida de sumisión, sin quebraduras profundas y visibles. Su  formidable tecnología, su fantástico poder corruptor, la ideología paralizante del conformismo necesitan de intermediarios  que operen  congelando, confundiendo los  estallidos liberadores de los oprimidos para mantener el bloque histórico latinoamericano en la sumisión./Poderenlared

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