Hugo Calello
“…el hombre debe ser concebido como un bloque histórico de elementos puramente individuales y subjetivos y de elementos de masa objetivos y materiales con los cuales todo individuo tiene una relación activa. Transformar el mundo externo, las relaciones generales significa potenciarse a si mismo, desarrollarse a si mismo. Que el mejoramiento ético sea puramente individual es ilusión y error: la síntesis de los elementos constitutivos de la individualidad es “ individual” pero ella no se realiza y desarrolla sin una actividad hacia lo externo, modificadora de las relaciones externas, de aquellas con respecto a la naturaleza y a los hombres, en los diversos espacios sociales en los cuales se vive, hasta la vinculación máxima que abarca todo el género humano. Por eso se puede decir que el hombre es esencialmente “político”, porque la actividad para transformar y dirigir conscientemente a los otros hombres, realiza su” humanidad “, “su naturaleza humana” Antonio Gramsci Quaderni del carcere pag 396 -397
Nota
Este texto de Gramsci es un referente necesario para discutir estas reflexiones, que aspiran a plantear algunas ideas para el debate, sobre las múltiples violencias de la que somos objeto y algunas esperanzas para convertirnos en sujetos de nuestra liberación. Este no es un ensayo formal sino solo bosquejo de algunas hipótesis de trabajo, que intento compartir y discutir con aquellos que desde el apoyo o la disidencia sienten la misma inquietud.
* * *
La vida personal está cruzada por lo que pasa en un espacio que a veces nos llena de inquietud por lo infinito e inasible en lo extenso y lo profundo. Esta vez, para alguno de nosotros y para muchos latinoamericanos desde diciembre, un eje de atención dominante gira alrededor de lo que pasa en La Habana y ahora en Caracas, en la vida del cuerpo de Hugo Chávez. Es necesario reflexionar el porqué de la presencia de una ausencia. La vigencia del poderoso fantasma de un hombre usa su vida para construir un espacio político insólito, inesperado que resuena en toda América Latina, que relampaguea hace más de casi tres lustros con el resplandor de una lucha que a obligó a un despliegue de poder mediático que, más allá de la poco sutil veladura informativa, permitió vislumbrar el verdadero rostro plagado de infamia y violencia de los “dueños del mundo”.
Hace ya algún tiempo recibí un artículo de Modesto E Guerrero, cuya letra me motivó, como siempre, a reflexionar y repensar algunas cuestiones. Comento algunos de los párrafos más sugerentes, con mis propias acotaciones, con el propósito no oculto de provocar a la vez la crítica y el debate.
Dice M.E.G:
“Para comprender el chavismo en su dinámica actual, y las derivaciones al interior de Miraflores, en el PSUV y en la sociedad, hay que juntar sus tres claves: el líder, los movimientos sociales y el “partidomilitar”…
La presencia anímica de Hugo Chávez impide relaciones contradictorias, pero no avienta para siempre las visiones y modos distintos que se abrigan sobre cómo resolver la complicadatransicióninterna.
El proyecto común tiene miradas distintas. Una visión es de vocación socialdemócrata, animada por J. V. Rangel, una respetable personalidad de la izquierda más tradicional, que desde 2011 promueve una transición acordada con una parte de la burguesía, incluido un segmento moderado de la no chavista.
La segunda apuntaría a alguna versión del bonapartismo vernáculo latinoamericano. Aunque suele ser personificada por el ex teniente coronel bolivariano Diosdado Cabello, ex vicepresidente, varias veces ministro, gobernador derrotado de Miranda y actual Presidente de la Asamblea Nacional, va más allá de él. Se interna en los caminos sinuosos de“partidomilitar” (…)
Pero ninguno de los factores de poder en juego tiene autonomía absoluta. Lo que haga o no pueda hacer el “partido militar” dependerá de una relación de fuerzas que no es capaz de manejar a su arbitrio. Esta entidad clave del poder venezolano es tan difusa como existente y decisiva (…) En Venezuela, el partido militar con perfiles corporativos pero sin las la índole reaccionaria reconocidas en otras experiencias latinoamericanas.
El PSUV está jugando un rol subordinado en esta transición. Desde que fue convertido en una gigante maquinaria electoral anuló su vitalidad militante inicial…
En la actual transición entre un chavismo centrípeto y un chavismo sin Chávez, predomina la perspectiva más moderada, basada en un espíritu de unidad y equilibrio insuflados por el respeto canónico al presidente.
Esa señal fundamental de estabilidad y cordura la dio el propio Comandante Chávez el 11 de diciembre cuando entregó la espada de Bolívar a Maduro y (…). Chávez es consciente de la relación de fuerzas interna del movimiento que lidera. Y hacer lo que hizo denotó un alto grado de responsabilidad, sabiendo que hería alguna sensibilidad, en las Fuerzas Armadas”.
Los párrafos seleccionados son una descripción hipotética de un escenario de lo que Gramsci llamaría la “compleja sociedad política”, de la República Bolivariana sobre los sectores que hoy emergen ante el vacío relativo originado por grave enfermedad de Chávez.
Para nosotros asoman dos cuestiones centrales:
1) Entidad y significación (orgánica) de los sujetos políticos aludidos en el texto citado, potencial institucional y no institucional de ejercicio del poder, magnitud de su fuerza en relación con la residual pero aún poderosa sociedad política del la IV República. 2) y sobre todo: índole de su vinculación con la “masa de la sociedad” y los poderes orgánicos colectivos, que se han desarrollado en estos últimos años, para la transformación de esa masa, en “clase activa”.
Esta última cuestión es crucial, porque la otra responde al juego político típico dentro de las opciones de un Estado que basa su hegemonía en la masificación rutinaria de toda sociedad y el borramiento de la lucha clasista.
En un texto que ya divulgamos por su poder conmocionante, Roberto Duque decía
“Porque la Revolución no es una gestión de Gobierno: la Revolución es la lucha contra los mecanismos, estructuras, individuos, conductas y factores que quieren mantener vivo el capitalismo.
Hoy es relativamente cómodo hacer la revolución del planeta: Para un comptiañero lo suficientemente afortunado o distraído la noción hacer la Revolución puede significar hoy algo cómodo, bien visto y a veces remunerado. Vendrá el momento en que esa noción olerá a sangre y a tragedia. Pero habrá que seguir haciéndola.” R. Duque ( Blogspot…R.Duque, enero 11,2013…)
No hay duda que la construcción del socialismo (“o hacer la revolución) no pasa por la “socialdemocracia” y el bonapartismo, dado que estas son formas de extremas de falsa representatividad socialdemócrata y el abierto autoritarismo clientelar de los gobiernos que padecemos y hemos padecido.
Sobre la existencia del “partido militar”, entiendo que en realidad, Guerrero se refiere a un estamento, que indudablemente tiene un papel protagónico y muy significativo en el desarrollo histórico del proceso bolivariano.. Otra cosa sería su operatividad como entidad orgánico política. En mi relación con los militares venezolanos, como profesor invitado de la Escuela de Altos Estudios del Ejercito Venezolano, en la década de los ochenta me sorprendió la mentalidad no solo abierta, sino reflexiva y crítica de muchos oficiales y sobretodo su falta de prejuicios con respecto a los pensadores del socialismo. Años después tomé contacto con altos oficiales, ex alumnos, que estaban conectados con la gestación del Movimiento Bolivariano Revolucionario(MNR200).Por otra parte, muchos de los altos oficiales, que tienen cargos ejecutivos o de representación en los últimos 14 años de gobierno, han expresado claramente que los ejércitos latinoamericanos tienen que hacer una profunda autocrítica de su gestión histórica al servicio del capitalismo y ponerse e identificarse de las luchas populares contra los opresores internos y externos. La relación de los militares con los movimientos sociales y sobre todo con los de clase activa es ciertamente un factor decisivo ya que Chávez, es indudable, le dió y le dá, en sus últimas declaraciones, un papel fundamental a las Fuerzas Armadas en la continuidad del proceso bolivariano. Sobre el sesgo socialdemócrata creo que en Venezuela como en toda América Latina no tiene base social y en Venezuela está signada los gobiernos reaccionarios y proimperialistas de la casi extinta Acción Democrática. Sobre el PSV hablaremos un poco más adelante. Pero sigamos avanzando en la consideración de este texto que, ahora entra en una cuestión clave para el futuro de Venezuela y América Latina.
“Tanto el “partido militar” como la versión socialdemocratizante, deberán arreglárselas con un tipo de poder popular nacido en 1989, identificado en 1992 y potenciado desde 2002 en unos 17 movimientos bolivarianos asentados en clases y sectores, cuya marca social es que todos son de alguna clase trabajadora. Estos movimientos corporizan un poder constituyente de los de abajo, aunque todavía no sepan como reemplazar a la burocracia constituida como gobernante desde arriba.
El Consejo Comunal, la Federación Campesina Ezequiel Zamora, la Corriente Bolívar y Zamora y los Jirajara, el Movimiento de Pobladores Urbanos y sus Comunas Socialistas, las Milicias Populares, que tienen la capacidad social, por ejemplo, de cuidar barrios de la Misión Vivienda, las Guardias Rurales, muchas corrientes sindicales, el Movimiento del Control Obrero, los nuevos Círculos Bolivarianos y los 620 medios comunitarios, son pilaresdeesepoderpopular.
Una de sus muestras más rutilante es que el medio periodístico bolivariano más leído del país, Aporrea.org, no es oficialista ni comercial ni de papel. Es un medio prochavista de izquierda de alto contenido democrático para informar y lo visitan unas 230 mil veces cada 24 horas, según la firma contabilizadora, Alexa.com.
Otra expresión de ese poder popular son los miles de Comités de Salud Laboral en la estructura bás-ica de la industria, que de hecho disputa poder al capitalista, y los cientos de Comités de Usuarios de Televisión. Este poder popular tiene como debilidad ser acéntrico, poco sistémico y de cultura política liviana, pero aprendió una lección de alto nivel en situaciones como la venezolana: se niega a renunciar al carácter independiente del gobierno nacido el 13 de abril de 2002:…”.
Las observaciones del autor nos colocan en la instancia poco conocida, sobre todo en significación real actual y en su proyección. Nos referimos al entramado de las nuevas praxis en el estructura del bloque histórico de la República Bolivariana en su despegue y avance con respecto a la “vieja” Venezuela : Los movimientos que la llevan a cabo son distintos en su magnitud, potencia y en su grado de avance y complejidad, algunos territoriales, otros territoriales institucionales, otros institucionales comunicacionales, todos ellos son intentos para constituir núcleos de una nueva sociedad política y por lo consiguiente, potencialmente instituyentes de una nueva civilidad.
Consideramos que esto es lo singular de la revolución bolivariana, el iniciar un camino para una verdadera transformación radical de las condiciones de s-sometimiento y opresión que vive la región. Un camino que hasta ahora no habían logrado instalar el resto de los 18 movimientos que enumera Guerrero, desde la revolución mexicana. Sin duda sorprenderá la radicalidad de nuestra afirmación. Para intentar aclararla será necesario, discutir dos cuestiones 1) relación entre movimientos, transformación y hegemonía.2) el Proyecto bolivariano como camino interminable de la perduración y permanencia de una “nueva subjetividad como núcleo ético político de la fortaleza de verdadera democracia de la sociedad civil.
1.
Puede parecer extraño pero la primera cuestión que debe afrontarse en la relación entre movimiento y transformación, es la existencia y desarrollo del PSUV. Creado en marzo 2008, fue una decisión y un acto político de Chávez para tratar que, desde la sociedad civil, se comenzara a construir el cuerpo de un fantasma que el mismo había liberado de la tumba de memoria, pocos años antes, en el Foro Mundial celebrado en Porto Alegre, cuando sostiene al el 31-1-2005, “trascender el capitalismo no es posible desde si mismo solo es posible desde Socialismo como la única vía para la liberación de América Latina”. Nace como fusión de la mayoría de los partidos que apoyaban el Chavismo, con cinco millones de afiliados, que durante más de un año organizados en áreas territoriales e institucionales denominados “batallones”, desarrollaron una actividad central: la discusión abierta y libre sobre la construcción la nueva “sociedad socialista”. Se puede calcular (con mucha prudencia) que más de medio millón de personas de diversas edades y formación, participó en una actividad, inédita en América Latina que, recorrió plazas y lugares públicos en todo el país. Personalmente, dado nuestros viajes frecuentes, participamos en muchas reuniones con “voceros” de diversos “batallones” en distintas regiones. El posterior proceso de consolidación respondió a la realidad de un “bloque histórico”, todavía encajonado por la institucionalidad capitalista basada en una alta cuota de el autoritarismo encubierto, burocracia ineficiente y corrupción. Sin embargo dentro, también fuimos testigos que, en el PSUV, la conflictualidad entre la burocracia autodesignada y la potencia de una gran parte de las bases que intentan profundizar su proyectado origen de poder horizontal desde la perspectiva de la lucha de clases, está abierta y sin resolución a corto plazo, sobre todo por la presencia positiva y activa de otros movimientos que apuntan al mismo objetivo político desde espacios distintos al “Partido”. En este caso, como en todo bloque histórico subordinado al contexto del universo capitalista, aún el partido tiende a ser un “dispositivo autoritario”, basado una la “representatividad” que obstaculiza la verdadera expresión voluntad colectiva, una maquinaria de uso electoral, coherente con las necesidades de un Estado que todavía es instrumento de una sociedad política conflictiva con la nueva civilidad naciente. Es el partido con fuertes remanentes de la conservadores, no el” partido de la revolución intelectual y moral”, tal como lo propone Gramsci. Sin embargo, aún dentro de sus limitaciones este organismo activo que se constituye en la primera fuerza política con 5 millones y medio de votos en el 2010, contra una “multiplicidad” de partidos opositores y salta a con 8 millones 200.000 en noviembre del 2012 y a la victoria en 23 estados sobre 26, un mes después ¿Qué significa la existencia de esta lucha en la “sociedad política” de un país latinoamericano entre el Estado-partido dispositivo del poder burgués–y el partido, sujeto político revolucionario en gestación? Para nosotros es algo nuevo e insólito, muy distinto, no solo en su continuidad como “flaco aliento mesíanico” las luchas revolucionarias del pasado, (Benjamin), si no también como salto cualitativo con respecto a los movimientos revolucionarios latinoamericanos, en todo el Siglo XX.
Gramsci sostenía que el partido era, en principio, una instancia abierta donde intelectuales y masas, en su fusión transformaban su identidad, sin perder su diversidad para lograr generar una organicidad germen del sujeto político revolucionario, “nuevo partido” que desde una sociedad política parida por en el cuerpo de la civilidad crear un “nuevo Estado”. Desde esta perspectiva, los nuevos poderes colectivos territoriales y comunicacionales surgidas en los últimos 14 años, son un factor clave. Su profundización y expansión son indispensables para emprender este camino, probablemente “interminable” para construir un Sujeto político revolucionario a largo plazo.
En la lucha contra el poder hegemónico del imperialismo, que no vacila en recurrir al genocidio físico y al terrorismo mediático para conservar el poder del degradado orden republicano, se dan en el espacio de la cultura batallas cruciales. Hoy abarcan un campo casi infinito, dado de la expansión global de la producción capitalista mediática con la cual el capitalismo intenta perdurar su hegemonía, justificando el crecimiento exponencial de violencia y exclusión. Entendemos que esta batalla hoy, se está dando y ella es donde asumiendo metafóricamente Roberto Duque en el trabajo citado todos debemos “ser Chávez” ¿Este” Ser Chávez” ( en la dimensión de un ser social que como filosofía de vida para los oprimidos, debe enfrentarse con la filosofía de muerte que se instala con la inspiración heideggeriana, Carl Schmitt, del “Estado de Excepción, que justifica la aniquilación de los oprimidos disidentes)”.Este “Ser Chávez”, nos preguntamos, ¿puede ser la síntesis” unificadora y superadora de Zapata, Sandino, Fidel Castro, el Che Guevara?
Abriendo otro frente polémico nosotros pensamos que las revoluciones del siglo XX, aún la relativamente superviviente revolución cubana, no pueden hoy ser modelo para trazar un camino revolucionario en el siglo XXI. En cambio si son las huellas profundas e indelebles de las batallas de las verdaderas luchas por la libertad libradas por los oprimidos, aliento mesiánico, que debe fortalecer las nuevas Ideas fuerza, en su potencialidad actual.
Recurriendo otra vez a vez con Gramsci, podríamos afirmar que todas las experiencias anteriores aun la de la revolución soviética estuvieron signadas por la estrategia de la “guerra por asalto”, que puede proporcionar la victoria momentánea, la apertura de un profunda brecha en el frente dominante, pero que no puede derrumbarlo en su extensión y en su totalidad cada vez más compleja, una brecha en corto o largo tiempo que será suturada y luego absorbida por el enemigo. El ejemplo vale para cualquier “batalla”. La sepultada revolución mexicana, que tuvo en vilo al mundo a principios del siglo XX y su frustrada resurrección “cardenista”. El aislamiento y la imposibilidad de expansión de la revolución cubana. El Che y la multiplicación fracasada de los “asaltos al poder” desde Angola hasta Bolivia, que lo llevaron a la muerte.
Tanto los espacios creativos y en permanente transformación del PSUV, como el mantenimiento y avance político y la` profundización de los poderes colectivos que hemos citado como potenciales instituyentes de la transformación, han sido, a mi juicio, estimulados por la palabra y la acción, o sea, por las “ ideas fuerza”, que en tanto presencia activa de la ideología revolucionaria”, de Hugo Chávez ( ver Hugo Calello , Ideología y neocolonialismo Tropikos Caracas, 1974) ¿Intenta el comandante Chávez ser conductor de otro tipo de guerra, un militar que abre una guerra donde el avance de nuevas formas de sociabilidad ética, política y económica adquiera por fin un ritmo indetenible y al mismo tiempo interminable?
2.
Dice el economista Claudio Katz, en una entrevista radial (Radio La Boca, La Maza Maza, octubre 11,2012
“Históricamente en Venezuela el petróleo se usó para subvencionar y alimentar a una burguesía de un nivel de parasitismo inimaginable. Esos sectores no han desaparecido, están presentes,… pero el proyecto bolivariano ha avanzado mucho en nacionalizaciones no solo de la estructura petrolera… y en, otras actividades productivas, Para mí el punto crítico no está en cuánta burguesía hay sino cómo se maneja la estructura del Estado”
La afirmación de C K. es clara en los términos de una realidad de un país en cual tanto la burguesía y el Estado se manejen de acuerdo el nivel relaciones normales de autonomía e influencia dentro de una sociedad capitalista. Lo que hemos planteado en el apartado anterior creo que deja bien claro, que la “eficiencia del Estado” para ser más autónomo para de producir una economía productiva que elimine el originario “parasitismo inimaginable” de la burguesía, es imposible en tanto no se avance en la resolución de las contradicciones que hoy impiden la expansión de los poderes colectivos en la sociedad política, en la construcción de un Estado que rompa con la servidumbre al capitalismo. La República Bolivariana intenta levantarse no solo sobre la todavía poderosa, corrupta y degradada “vieja” Venezuela, cuya economía está fundada en un enclave imperialista que hizo del “estiércol del diablo” (como llamó al petróleo, el fundador de la OPEP, Pérez Alfonso), un país instrumento de la vigencia de los Estados Unidos en América Latina. Y no cualquier país, sino aquel que tiene la mayor reserva bituminosa del mundo.
La nacionalización fue importantísima, porque Chávez fue el condottiero que le impuso su sello redistributivo en una significativa dirección social y política. Sin embargo, como ya hemos visto, la violenta e irresoluble contradicción en la sociedad política, se expresa en un Estado con un funcionamiento errático atacado por desde afuera y desde adentro por la burocracia y la corrupción, la plaga necesaria como enfermedad permanente de la hegemonía mientras no podamos desarrollar una trasformación tanto estructural como ético política. Estamos en ese camino… ¿?
Creo que Chávez puso toda la carne al asador , pero la carne del “condotiero” que solo alcanza para alimentar el “momento del cambio” desde la “idea fuerza , el mito – potencia inicial, pero ¿quién le da continuidad a este proceso, que tiene que trascender el conductor, encarnarse en el colectivo•”hombre – mundo nuevo” latinoamericano, que se levante y ponga marcha la inmensa legión de los oprimidos.. Esto será posible en la medida que comprendamos que “estamos en guerra”, y que asumamos que la historicidad y proyección de esta guerra exige multiplicar y diversificar las batallas en las cuales estamos implicados. Y cuando hablamos de guerra no nos referimos específicamente, a los hechos armados aunque ellos están siempre presentes. Si así lo hiciéramos, desde ya nos condenamos a la extinción. Es una guerra de largo aliento, una guerra de conquista, y transformación del territorio y la subjetividad humana, una “guerra de posición” diría Gramsci que trascenderá el siglo XXI. Luchamos por ser solidarios, por unir al hombre con el hombre que separó el capital. El asumir que somos esa clase de hombres y mujeres que lucha `por su abolición, por lograr la libertad de un ser social que ha sido encadenado en la ejecución mecánica, rutinaria y la usurpación de su acto creativo supremo: el trabajo. A diferencia de Asia y África, (donde la naturaleza de su la violencia de su dominación es otra) el capitalismo ha construido en América Latina un espejo degradado de si mismo que cree que puede gobernar a su antojo.
Si logramos desencadenar esta guerra en espejo que lo refleja, esta será una lucha contra muestra degradación….será contra hegemónica porque lo obligará a revelar el carácter corrupto y violento de su hegemonía., la falsedad de la de su semblante de guardianes de la democracia. Pero solo si esta guerra es constructiva en el sentido de 1) construir nuevas relaciones humanas o sea sociales y políticas, 2) rescatar el poder de las manos de aquellos que dividen al mundo en la dicotomía de que hablaba Benjamin;” opresores y oprimidos”. 3) rescatar el tiempo que nos es usurpado y la imaginación que es cercenada por la planificada basura mediática,
Holloway acuña hoy un concepto que yo cuestionaría en su sentido político definitivo pero que nos sirve para referirnos a una nueva filosofía de vida. El habla de “agrietar” el capitalismo, y se refiere tanto a las grandes grietas que se dieron en los momentos revolucionarios como a las “múltiples picaduras” que hoy conmueven precisamente el sistema sumando las batallas de los pueblos originarios, la luchas gremiales sindicales, los frentes autonomistas etc. En realidad es otra versión de su tesis de que se puede “derrotar al capitalismo sin tomar el poder”. Nosotros coincidimos relativamente con Gianni Vattimo cuando habla en términos muy generales de oponer el culturalismo de la izquierda al naturalismo de la derecha, o sea del capitalismo. Pero pensamos que las cosas no son tan simples. La izquierda hoy está encerrada en las trampas que ha construido la cultura dominante del naturalismo. La trampa más fenomenal es la reiteración de las “prácticas ciegas”, que la hace transitar un mundo imaginario donde domina el delirio del asalto al poder o la llegada al poder por el camaleonismo con la democracia liberal o con los nuevos populismos.
Yo creo que la estrategia gramsciana de la guerra sostenida apunta `precisamente a otra cosa. Parte del supuesto de la escisión del “Ser social”, que se concreta en un mundo regido por la desigualdad, de la ruptura de la división natural del trabajo que alcanza su expresión más compleja explotadora y retributiva para los que aniquilaron la universalidad del ser social a través de la explotación clasista, en el trabajo alienado ( Marx ,Manuscritos…) Este será el eje del formidable despliegue planetario del capitalismo , pero el genio de Marx al mismo tiempo muestra el costado vulnerable de esta expansión, o sea su imposibilidad de prescindir de la aceleración permanente de la dupla multiplicación de la acumulación- multiplicación de la alienación.
La cultura construida universalmente por el capitalismo es hegemónica desde la negación de igualdad ético política del ser social, la condición humana de “ser con el otro” ,y desarrolló su eje mitológico en la afirmación hobbesiana naturalista del” hombre lobo del hombre”. Un mito que se completa ideológicamente en la cultura del superhombre necesario para impedir la autodestrucción. Una coincidencia, no azarosa, con uno de los grandes filósofos encubiertos del capitalismo actual: Nietzsche y naturalmente su más fiel y letal discípulo Heidegger. Así se “desconstruye” la subjetividad, se niega su historicidad, se la vacía éticamente y se la torna individualista y ferozmente competitiva, frente a las tecnología fenomenal de los misiles, a las poderosas cadenas mediáticas que impulsan una vida plena de “prácticas ciegas”, sin reflexión ni ética y multiplicación del terrorismo fragmentario estatal y para estatal. Se nos ocurre que hay un `primer acto revolucionario.
Hay que pararse, pensar y comenzar a actuar para construir otra sociedad. Otro tipo de relaciones humanas y políticas. Las comunas, los centros comunales, las milicias populares, los espacios políticos clasistas que luchan dentro de los partidos y sindicatos, la asunción clasista de los pueblos originarios, los frentes de trabajadores y campesinos, grupos institucionales y no institucionales que luchan por la ética y la verdad en el campo de lo político comunicacional, las fuerzas armadas integradas a la lucha con los oprimidos, tendrán una proyección radical, transformadora a largo plazo en el tiempo y el espacio Latinoamericana y del mundo, en tanto se articulen en un gran frente de guerra de posición. Solo se podrá afrontar, el sentido de una lucha permanente, interminable , para construir un nuevo bloque histórico en Venezuela y Latinoamérica. La construcción de los nuevos poderes colectivos, la constitución de esta nueva subjetividad, no puede tener límites, está en cualquier lugar donde hombres y mujeres, estén dispuestos a luchar por su libertad, contra los poderes formidables a veces evidentes, pero otras siniestros e invisibles, los encadenan. Está en todos lados, desde los espacios y lugares cotidianos, en la familia, en los amigos, en el aula, en el club de barrio, hasta en los 78 millones de venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y caribeños que comparten esa avanzada latinoamericana emancipatoria que es el ALBA. De todas maneras no todos los enemigos son frontales.
La “guerra de posición” es una praxis cotidiana que lucha por establecer una nueva sociedad política desde el fortalecimiento definitivo de la civilidad en tanto ser social que se reconoce como poder colectivo. Implica riesgos de vida y muerte y tal como lo sostiene Antonio Gramsci requiere la fusión constructiva praxística de los intelectuales convencidos en sus ideas y acción que son clase subalterna y el conjunto de toda la clase subalterna en la sociedad civil. El objetivo de construir una nueva hegemonía es imposible sin la aniquilación del capitalismo. En las últimas dos décadas, las fuertes conmociones latinoamericanas se dan nada menos que en el territorio donde el capitalismo ve su imagen invertida, han activado el poder bélico e intelectual-cultural del imperio. Sus intelectuales, tanto los frontales como los travestidos, están activos su y su voz y su letra se multiplican por el poder mediático global. En general, no son creadores reproducen con fidelidad los mitos del poder hegemónico, como sostuvimos en otro trabajo, son los “buhos de minerva” o sea los que ponen su sabiduría al servicio del poder. Los que nos asumimos en guerra de posición debemos estar atentos, prepararnos para enfrentarlos y desenmascararlos.
La sustancia mítica que sostiene el poder global del imperio, necesita que su espejo mantenga la imagen invertida de sumisión, sin quebraduras profundas y visibles. Su formidable tecnología, su fantástico poder corruptor, la ideología paralizante del conformismo necesitan de intermediarios que operen congelando, confundiendo los estallidos liberadores de los oprimidos para mantener el bloque histórico latinoamericano en la sumisión./Poderenlared